Congreso ACCBAL 2018: Día 2

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El desayuno fue una especie de Déjà vu, misma mesa, los mismos personajes sentados alrededor de la misma mesa y hasta las solicitudes al momento de desayunar eran similares a ayer. El día parecía idéntico pero estaba claro que no lo era, al menos para mí, no tenía ninguna ponencia asignada para la jornada así que mi cabeza estaba totalmente despejada, sin responsabilidades sobre los hombros.

Pero en un día lleno de similitudes algo iba a cambiar, se me acercó Ricardo V. y sacó de su bolso una cámara de fotos. Seguramente me habría oído quejarme el día anterior y muy amablemente me cedió su cámara para que pueda cubrir el evento para Bioterios.com como correspondía. Gesto que valoré enormemente. ¡Gracias Ricardo V.! (Man of the Match).

Inauguré la cámara en la charla de José Ignacio C. sobre comités de ética. Más tarde hizo su aparición el guatemalteco Rodrigo V. con dos charlas consecutivas: una sobre CICUALES en Guatemala y la otra sobre Bioinformática como herramienta utilizada para la reducción de animales.

Llegó el café y como sucedió a lo largo del congreso siempre nos sorprendían con comidas o bebidas típicas de la zona. Allí muy cerquita estaban los stands de las empresas, los cuales suelen ser una excelente oportunidad para pasar un buen rato hablando con los representantes de las empresas, recordando viejas anécdotas, y por supuesto recolectando llaveros, lápices, catálogos, bolsos, etc.

Luego fue el turno de Guillermo R. que nos deleitó con su presentación, una excelente exhibición de imágenes y videos sobre el Centro colombiano de Investigación Anestcol, donde la tecnología se aplica al bienestar de los animales que son tratados como pacientes.

Marcel P. G. tenía a cargo el cierre de la mañana con su charla sobre cirugía y técnicas asépticas. Luego me tocó compartí el almuerzo con él, Natalia A. y Javier M. La pasamos muy bien, escuchando las anécdotas de Marcel P. G. y disfrutando del menú que nos ofreció El Grifo, restaurant oficial de los almuerzos del congreso.
Marcel P. G. siguió hablando pero esta vez en el auditorio, aunque ya no estábamos en el restaurant él mantenía el mismo clima de cercanía y calidez, es muy ameno escuchar y aprender de cada una de sus experiencias y enseñanzas que comparte.

Se abrió la sesión de Posters y aproveché a recorrer (café en mano) los diferentes trabajos.

El cierre de la jornada científica estuvo a cargo de la dupla Hernán S. y Marcelo A. que brindaron un taller: “Evaluación de procedimientos por el comité de ética o CICUAL con énfasis en la valoración de métodos alternativos”.

Yo tenía pensado participar de forma no activa, tan solo sacar unas fotos y ver como todo se desarrollaba, pero de pronto se armaron grupos y quedé metido en uno de ellos. La verdad es que a esa hora mi cabeza no estaba apta para pensar un proyecto y ver que alternativas podíamos aplicar, así que tan solo acompañe a los jóvenes en la elaboración del trabajo.

Para la noche había un plan, el congreso había organizado una cena con show de salsa en vivo (no in vitro) en Tropican. Muchos desconfiaban sobre mi presencia, el día anterior les había fallado y hasta último momento pensaban que metería alguna excusa para no ir.

Ingresamos al lugar, nos ubicamos en dos mesas largas y comenzamos a visualizar un telón con un escenario, estaban todas las condiciones dadas para tener una gran noche (y así fue).
El presentador del show nos comentó que en Cali estaban los campeones mundiales de Salsa rápida y le dimos la bienvenida a las diferentes escuelas de baile encargadas de la exhibición. ¡Qué manera de bailar!, no se les veían los pies (supongo que a eso se referían con la expresión “salsa rápida”). Las chicas volaban por el aire y aterrizaban en los brazos de sus compañeros de baile, nosotros abríamos la boca asombrados y no parábamos de aplaudir. El ritmo no decaía, un tema tras otro, con cambio de vestuario incluido.

Sirvieron la comida y allí una vez más me asesoró Tania sobre los detalles del plato que nos estaban sirviendo. Ella fue una de las personas que más ayudó en el día a día con la organización para que no nos faltara nada. Cuando quería saber algo sobre jugos, frutas, comidas, o curiosidades de la ciudad siempre recurría a Tania, así que le otorgué el título de asesora personal en gustos, costumbres y vida en general de la ciudad de Cali.

Luego de una pausa muy breve continuaron los bailes pero estaba vez se olía algo diferente, estaba claro que en algún momento nos iban a sacar a bailar y así sucedió. Mi mala ubicación (alejada del escenario) me ayudó a evadir la situación pero estaba claro que en algún momento de la noche iba a tener que bailar, así que tomé la mano de Tania y salimos a bailar. Que triste fue darme cuenta que aun con mucho esfuerzo y concentración no podía disimular mis limitaciones, definitivamente lo mío no es el baile. Cada tema era eterno, lo sufría con todo mi ser, en un momento la música que empezó a sonar era más variada así que hicimos (bueno, yo no) una coreografía moviendo los brazos, la cintura, la cadera y las piernas, yo siempre iba para el otro lado, lento y torpe.  Hubo un momento que me hicieron una ronda y terminé improvisando unos pasos de la Macarena (¿Hace falta aclarar que muy mal?).

La pasamos muy bien, nos reímos mucho y movimos el esqueleto como nunca. De allí nos fuimos a tomar unas cervecitas para estirar un poco más la noche pero sin abusar porque mañana quedaba la última jornada y me tocaba dar una presentación.

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Seguiremos ofreciendo un espacio para todos aquellos que quieran participar y colaborar en esta cruzada educativa, porque tenemos muy claro que estaremos constantemente: “Aprendiendo de los Animales de Laboratorio”.

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