En Costa Rica la ciencia de animales de laboratorio tuvo en la Doctora Pazos a una gran pionera, desde su participación en el International Council for Laboratory Animal Science (ICLAS) hasta la lucha en la creación de la Ley costarricense de Bienestar de los Animales Nº 7451, el Comité Institucional para el Cuidado y Uso de los Animales (CICUA) de la Universidad de Costa Rica y en su momento la Asociación Científica, Centroamericana  y Mexicana de la Ciencia de Animales de Laboratorio (ACCMAL), además de los múltiples estudios en plantas medicinales, entre muchos de los aportes que se podrían mencionar, sin duda deja un gran legado a todos los que trabajamos en la Ciencia de animales de Laboratorio en Costa Rica y fuera de nuestras fronteras, por su fortaleza, su entereza, siendo una mujer valiente que abrió brecha en muchos campos.  

Pero hablar de la Doctora Pazos, es mucho más que ciencia, indiscutiblemente no podemos olvidar al ser humano cálido, atento a las necesidades de los demás y que no dudaba en darse a manos llenas, capaz de ver en sus colaboradores habilidades, que con vigor ella procuraba destacar. 

En todos sus años de servicio a la investigación, la labor docente y de acción social se destacó por su tenacidad en los proyectos que se proponía, es imposible no recordarla sentada en su escritorio como directora del Laboratorio de Ensayos Biológicos con su personalidad imponente y si se puede hasta intimidante para algunos ya que era vehemente en la defensa de sus ideas, perseveraba hasta alcanzar sus metas, así fueran muy difíciles, en todo caso el Niño Dios nos hará el milagro decía ella. A sus seres queridos los defendía y cuidada a capa y espada, nos dio ejemplo de unión, de compañerismo y entre muchas cosas nos enseñó que las capacidades de las personas no se miden por el título que tienen bajo el brazo sino por los talentos que demostraran y que todos merecemos una oportunidad, le gustaban mucho los helados de cas que hacía Ledita (su jefa administrativa) y en las celebraciones no podía faltar el chile bien picante para ponerle a todo, una buena empanada de la soda en las tardes y ojalá bien grasosa, agua pero con mucho hielo eso sí, disfrutaba de los pequeños detalles y le ponía apodos a todos, y de cuando en cuando nos hacía reír con sus salidas, no había fecha mejor que su cumpleaños, lo disfrutaba enormemente si se podía con un almuerzo en antojitos (restaurante de comida mexicana) por ahí empezaba ya la navidad que con una buena pierna de cerdo había que celebrar. Su cabello bien arreglado y por más trabajo que hubiera perder el glamur no era opción. 

No la olvidaremos nunca y seguiremos dándole vida y corazón a su creación: el Laboratorio de Ensayos Biológicos de la Universidad de Costa Rica.

Lamentamos profundamente la partida de nuestra mentora, compañera, amiga e ilustre profesional.

Siempre la recordaremos con sumo aprecio y estaremos agradecidos por todo lo que compartimos. 

Ana Cristina Briones