ExpoBioterios2023: Capítulo 3

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Viernes 16 de junio:

Después del desastre del día anterior me fui a dormir intranquilo. Como era de esperar me desperté a las dos y algo, cuatro y cincuenta y finalmente con mi primera alarma. Me levanté, me vestí y me fui a desayunar. Qué alivio cuando uno puede ejecutar lo que estaba planeado.

El desayuno no es mi comida fuerte. Eso de huevos o comidas que tal vez comería en un almuerzo me choca un poco. Prefiero algo fresco, alguna fruta, algún queso o fiambre y si o si café con alguna cosita dulce (facturas como decimos en Argentina idealmente).

Empezamos el viaje hacia el auditorio con el grupo de los profes. Yo iba adelante con mi nuevo amigo Samuel (el chofer), preguntando y preguntando sobre la ciudad y su gente. Y contando un poco sobre Argentina o Chile para devolver un poco del conocimiento que iba recibiendo.

La Jornada comenzó con esa sensación de que era la última. Había un poco de melancolía pero el sentimiento de tranquilidad y felicidad era más fuerte. A todos se los veía contentos, muy pocos reclamos o quejas que es mucho decir cuando tocar organizar un evento.

El Dr. Juan Martin Caballero dio el puntapié inicial. Que lujo tener a alguien del calibre de Juan por segundo año consecutivo. Son esos gustos que nos podemos dar con la ExpoBioterios.

Luego haría su presentación en sociedad (en nuestra pequeña sociedad bioteril) la Dra. Joanie Thériault a quién había conocido el día anterior. Una persona muy agradable y simpática, preocupada porque iba a dar su primera charla en español, lo cual se agradece mucho su esfuerzo porque siempre para los latinos/españoles es mejor escucharla en una lengua amigable. Todo bien con el inglés pero a la mayoría nos cuesta mucho. Su ponencia fue sobre un tema muy actual: La fatiga por compasión.

Hice otra excursión a la zona Expo, tratando de interactuar con todos los expositores, como buen anfitrión. El mercado no es tan grande pero siempre se conoce gente nueva, y así nacen relaciones que parecen ocasionales pero con el tiempo se van afianzando.

Cafecito en mano tuve la oportunidad además de hablar con varias personas que conocía por e-mail (años de interactuar por esta vía) y que de repente los tenía ahí enfrente. Me da mucha lastima cuando me entero que estuve compartiendo el mismo espacio con colegas a los que considero interesantes o especiales pero que por algún motivo no pude hacer contacto visual o verbal.

Recorrí la zona de posters que hasta ahora la había visto de reojo y a lo lejos. Confieso que no soy un gran fan de todo el tema posters pero tenía un interés especial porque el segundo puesto iba a recibir un libro de parte de Bioterioscom.

Volvimos al auditorio para asistir a las charlas comerciales con tinte científico de Marco Brocca sobre Zebrafish y Pedro Yunis sobre el afianzamiento de las relaciones para construir bioterios.

La Dra Yvonne Heuze, tenía la responsabilidad de cerrar el ciclo matutino. Con una charla que no iba a pasar desapercibida sobre vocalizaciones ultrasónicas en roedores. Una vez más íbamos a ser testigos de una presentación que será recordada en los próximos Expobioterios.

Subieron al escenario Luis Parra, José Ignacio Posadas (Co-organizador de la Expo en Colombia) y Cristina Briones (Co-Organizadora de la Expo en Costa Rica) para presentar a los ganadores de los premios poster a la Cultura del Cuidado.

Desde Argentina se conectó Marianela Ceol Retamal, ganadora del premio al mejor poster (300 USD de parte de la empresa Binaex) junto a los coautores. Luego fue el turno de Esthefanny Caro que estaba presente en el auditorio para recibir el premio al segundo puesto otorgado por Bioterioscom (un libro de Lluis Montoliu).

Cristina Briones permaneció en el escenario para presentar un video que anunciaría la próxima sede de ExpoBioterios, la bella y fascinante Costa Rica.

Nos fuimos para el almuerzo. Mi andar era más confiado, había sobrevivido a la comida mexicana los días anteriores. Llegó la sopa de entrada con algunas cositas picantes medio escondidas que trataba de no llevar a la cuchara en cada viaje. Marcel PG vio mi plato más lleno que vacío y se lo terminó por mí.

La carne llegó con una salsa (ni idea de qué tipo) y esta vez no   tuve opción. Lo comí y estaba rico. Esta vez la salsa se la terminó Javier NP que estaba a mi lado. Todos comen pero el que engorda soy yo.

El postre y el café no fueron un gran reto. Eran mi especialidad.

Volví al auditorio sabiendo que el Congreso estaba llegando a su fin. Como organizador del evento, estuve con un ojo en las presentaciones de Joanie y Juan M. y con otro pendiente del grupo ballet que iba a cerrar el evento. Sobre la marcha coordinamos cómo iba a ser su presentación e ingreso.

El Ballet Folklórico Universidad del Valle de México subió al escenario y nos dejó a todos boquiabiertos, cuanta destreza y gracia para moverse al ritmo de la música. Luego me tocó subir al escenario por primera (y última) vez. No tenía pensado decir nada y no dije mucho la verdad, los típicos agradecimientos, con ganas de desaparecer rápido del foco de atención, no me agrada mucho hablar en público. Ni en las reuniones de padres en la escuela, ni en seminarios para 20 personas ni nunca. Admiro mucho a los periodistas cuando hacen las preguntas en conferencias de prensa, toda la atención en una frase que van a decir, que no se enreden con alguna palabra o que se les note el nerviosismo en la voz. Son temas que alguna vez tendré que normalizar o tal vez no sea tan importante la verdad, como diría Milhouse “me preocupan más las pirañas”

Brindamos con una botellita de mezcal, salimos del auditorio y empezaron los saludos y promesas de reencuentros en un corto periodo de tiempo. Ojalá que pueda repetirse en Costa Rica. El balance es altamente positivo, hubo muy poco tiempo para preparar el Congreso, con fiestas y vacaciones entre medio. Ya tenemos dos propuestas firmes para el 2025 y las repercusiones del Congreso no dejan de asombrarme.

Otra vez la rutina en el transfer con todos los profes más Bernard Ch. cuyo vuelo había sufrido una demora. Llegamos al hotel, y una vez más había que estar listos en 30 minutos para ir a cenar.

Esta vez el lugar de la cena iba a ser imponente, como se merecía la cena final del Congreso. Un restaurant con vista privilegiada al Zócalo, allí habíamos estado sacando fotos días atrás y también habían batido record de asistencia Los Fabulosos Cadillacs, con más de 300.000 almas siguiendo el recital en vivo.

Comimos unas parrilladas con Jorge F, Jorge F (jr), Travis, Bernard, Yvonne, Joanie, Hernán, Ignacio, Fernando, Cristina, Marcel y Nancy.

Nos despedimos al llegar al hotel y con Hernán nos fuimos a tomar una cerveza a un barcito de la Zona Rosa. Misión Cumplida. Lo más duro ya había pasado. El sábado sería un día para pasear y relajarse pero no voy a adelantarme.

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